A los pocos días de correr el
maratón de Bratislava, hablé con mi padre por teléfono y le dije que ya tenía
en mente el de Dublín en octubre. Es una
relación amor-odio irracional que me temo me acompañará de por vida. Amor por
lo gratificante de la meta y consecución del objetivo. Odio por la preparación.
Quizás corriendo busco un refugio
donde en mi soledad pasen las horas y todo tenga sentido.
Quien me conoce sabe que el
atletismo no es mi todo; pero también diré que mi todo no sería lo mismo sin el
atletismo.
Si corrimos en Bratislava fue
porque era el único maratón en Europa que se celebraba el domingo víspera de
Semana Santa, ya que luego queríamos estar la semana de vacaciones. Sin el
maratón, es muy probable que nunca hubiera conocido la capital de Eslovaquia.
Las maratones te llevan a sitios que ni te planteas. Y he de decir que es una
ciudad muy bonita.
Bratislava Marathon pertenece al Circuito
Internacional de Atletismo (IAAF), lo que quiere decir entre otras cosas que tu
marca estará homologada, y podrás acudir al maratón de Nueva York, Bostón o
Chicago, que requieren marca mínima para concursar. Pertenecer al circuito
asegura una cierta calidad en materia de avituallamientos, organización y
recorrido. Y la calidad fue excelente, salvo porque era un circuito de dos
vueltas, que en un maratón se hace francamente duro.
9 grados, sin viento y humedad
perfecta. El cielo nublado y rezando porque
no lloviera. Solo pedía eso, que no lloviera. Había 5 grupos de salida,
de acuerdo al tiempo estimado que ibas a hacer. Yo estaba en el segundo cajón,
los que ambicionan 3h 15 - 3h 30. El primero es el de 3h – 3h 15. Luego está el
0, que es para los sub 3h, que ya son palabras mayores.
Salí moderado, como en todas mis
carreras de más de 20km, corriendo a 5min/Km. En el tercer kilómetro ya estaba
corriendo entorno a 4´40”, la velocidad prevista de carrera. Mi cuerpo
funcionaba como un reloj suizo, ya que lo llano de la prueba y el clima, no
perturbaba mi velocidad y corrí los 10 primeros kilómetros entre 4´38” y 4`41”,
acabando en 48 minutos. Los avituallamientos eran estupendos, con fruta,
bebidas isotónicas, chocolate,.. Yo repostaba en todos y cada uno de los
puestos agua; alimento solo en algunos. Seguí a lo mío y acabé la medio maratón
en 1h 41 min. Minutos antes había ingerido un gel espectacular que me
proporcionó 350 calorías en apenas 15 gramos. Cosas de la ciencia.
Siempre digo que en las carreras
de larga distancia, el verdadero reto comienza cuando recorres el primer metro
después del ecuador. Aquí ocurrió lo mismo.
Yo seguía a lo mío y en el Km 30
me tomé mi segundo gel y completé esa distancia en 2horas y media. La cosa iba
genial. Mi escepticismo con mi cuerpo comenzaba ahora, me explico. En la
preparación de este maratón, incidí mucho más en la calidad que en la cantidad,
haciendo especial hincapié en series, entrenamientos más diversificados,
repeticiones,… lo que me ha permitido bajar considerablemente mis tiempos en 10
y 21 km. No hice tiradas tan largas como las otras veces, que eran de 30 km. Aquí
la vez que más recorrí fueron 22 km. Eso sí, 3 semanas antes del maratón, hice
3 veces 22 kilómetros en 8 días.
Tuve el tradicional bajón que se
suele tener entorno al kilómetro 31, 32 y se me escaparon los tiempos a casi 6
minutos el kilómetro. Como sabemos que es pasajero, no queda otra que
desarrollar el don de la paciencia y esperar que pasen los kilómetros del
infierno. Cosa que ocurrió sobre el 33. En ese momento, en ese preciso momento,
sabes al 100% que vas a acabar.
Tuve el percance que se me
perdiese la conexión GPS del reloj, asi que no pude contar con mi Garmin los
últimos 8km, por lo que no quedaba otra que correr a sentimiento. Al principio
me agobió un poco, pero luego me di cuenta que lo único que tenía que hacer era
centrarme en las canciones de Bruce Springsteen que sonaban en mi ipod, en
regular mis fuerzas y en disfrutar del Danubio que me acompañó en los últimos 8
kilómetros a lo largo del paseo.
La llegada depués de 42 km,
impresionante. Cuando a 300 metros de llegar mi amiga Vero me dio la bandera de
España, con la que crucé la línea de meta, fui consciente de que lo habíamos
vuelto a hacer; correr el tercer
maratón!!!
En este maratón fuimos 6 los
españoles que lo corrimos. Quizás no sea tan especial como el primero de
Barcelona, o tan emocionante como haber sido el primer español en la historia
en correr el maratón de Costa Rica, pero ello no lo exime de valor. Es una
muesca más en mi culata. Al final fueron 3h 20 minutos.
Ya está decidido que el cuarto va
a ser en octubre en Dublín y que el quinto va a ser en Londres en Abril 2016.
Lo que no está claro es cuando será el de Nueva York, pero puedo asegurar que
lo correré en algún momento.
La gente me pregunta cuando voy a
correr en España una maratón. Yo digo que bastante duro es correrla como para
no tener la recompensa de estar en el inicio de unas vacaciones. También me
preguntan cuando voy a dejar de correr
maratones, a lo que respondo que lo
dejaré cuando estando en la línea de salida no tenga pensado cuando será la
siguiente. Fácil.