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miércoles, 23 de septiembre de 2015

LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO. O LO FORTALECIÓ

¿Cuando ha sido tu última acción de valentía? puede que nunca. O también quizás hayas sido valiente y no te has dado cuenta; o simplemente no lo recuerdas. Con las mayores nimiedades se muestra una cierta valentía aunque tu no lo sepas. Poniéndote un jersey hortera que solo a ti te gusta, dando el salto de la leche semidesnatada a la de soja o simplemente invitando a una chica a salir, se está siendo valiente. No le demos una magnificencia no merecida a la palabra valentía, porque en muchas facetas de la vida lo somos.

¿Eres una persona que muestre inquietud por aquello que desconoce? Quizás ahí si que respondas sin dudarlo un "Si"rotundo. Llegado a este punto, ¿cual es la diferencia entre ser una persona inquieta y una persona valiente?

Te apuntas a una carrera; puede que sea tu primera o que se trate de una distancia que no controlas. La inquietud por hacer cosas nuevas ha sacado esa valentía en ti que creías inexistente. Te has venido arriba y ahora te espera tu primer 10k, una media o incluso una maratón. Pasa el tiempo, una vez has dado el paso y como todas las cosas en esta vida, con el paso del tiempo esa inquietud se disgrega y se queda la valentía sola ante el peligro.
La inquietud es como una chica guapa con la que te acuestas y de la que te enamoras pero ella de ti no; te provoca, saca lo mejor de ti y luego se va. Luego no te queda mas remedio que echarle valor y seguir el camino solo.

El atletismo saca de ti esa osadia tan importante para mantenernos vivos. Admírate de haber salido de tu zona de confort y estar a punto de enfrentarte a algo desconocido para ti. El correr te expolea para enfrentarte a tus miedos; esos miedos que nos condicionan todos nuestros actos; una vez lo perdamos, nada podrá pararnos. Ese 10k antes te parecía una locura y ahora te estás planteando correr tu primera media. Como ha cambiado el discurso ¿no?

Hace unos dias me apunté al maratón de Florencia, del cual me separan 10 semanas y no estoy en mi mejor momento, pero sé que tengo timpo por delante para estar en óptimas condiciones. Le he perdido el miedo a la distancia, que no el respeto, ojo. 

No dejemos nunca de hacer cosas por primera vez, si lo hacemos, estaremos muertos.


miércoles, 9 de septiembre de 2015

CINEMÁTICA

En el deporte en general y el atletismo en particular,  con el tiempo se exige una reflexión continua y que nos haga saber el punto en el que estamos y en el que queremos estar. Cuando las cosas van demasiado despacio conviene decirle al viento que se convierta en tornado. De no hacerlo podemos caer en la indiferencia y pasividad. En algo en movimiento nunca saldrá escarcha. Pero en el momento en que el transcurso de las cosas es demasiado acelerado, resulta imprescindible hacerse amigo del sosiego y el temple. Comprender bien si quieres cazar un ciervo en una noche entera en vela o 100 conejos en una mañana. Si quieres llegar a la tarde con ambos botines se corre el peligro de sufrir el lastre inservible de llegar con las manos vacías.  

Tenemos que buscar cotas reales y en las que pongamos todo lo que tenemos dentro pero sin quedarnos sin rueda de repuesto. Saber si estamos para correr un maratón o un 5K, saber si queremos completar una carrera independientemente del tiempo o si queremos hacerla en un buen tiempo.  El maratón es el ciervo y el 5k los 100 conejos.

El imponerse un objetivo a un plazo concreto, tiene que determinarse por el tiempo y la dedicación. Lo que no debemos olvidar es que el tiempo es el que es, no podemos combatirlo.

El atletismo es como hacer una tortilla de patata; su simpleza agiganta la dificultad de hacerlo bien, por lo que hay que ser muy minucioso en los objetivos que nos impongamos.

Conocí a un tipo en la feria del corredor de la maratón de Madrid ( yo iba a correr la media) mientras cogíamos el dorsal, que me contó que en la anterior maratón, había roto en el km 30 por el sobreentrenamiento al que se sometió. Había corrido su primer maratón hacía 6 meses en 3,45h y su objetivo era acercarse a las 3:15h en un plan de 8 semanas a razón de 6 ó 7 días a la semana de entrenamiento que evidentemente su cuerpo no soportó.  No puedes pretender dar semejante mordisco al tiempo en tan poco, valga la redundancia, tiempo. Él murió de prisa.  

En el otro lado está una amiga que corría diezmiles a tiempos aceptables de 55 minutos saliendo 2 veces por semana. Decidió dar el salto natural de correr un medio maratón apuntándose con una buena antelación de 8 semanas. El problema es que no varió su rutina, siguió saliendo solo dos veces sin aumentar kilometraje, salvo la última semana que quiso hacer todo el trabajo introduciendo una tirada de 12 km. Era demasiado tarde, subestimó la distancia y el día de la carrera no fue capaz de pasar del kilómetro 14. Ella murió de pasividad. 

Somos muy dados a tirar el barco por la borda, a ir a una velocidad que no podemos asumir y morimos de éxito. Este ajetreo no difiere demasiado a quedarse sin tiempo por excesiva confianza en los tiempos y las exigencias del presente.  El vértigo resulta tan peligroso como el inmovilismo. 

Yo tenia la idea de correr el maratón de Dublín el próximo 26 de octubre. Además con la idea de bajar de 3:19h, mi mejor marca en Bratislava este último marzo. Después de un verano en el que no he tenido la dedicación y cuidado que se requiere, volví a principios de septiembre a mi rutina de corredor y dije: "Javier, a quien pretendes engañar", no estás para correr un maratón dentro de 7 semanas y menos para bajar de 3:19h.  Podría haberme impuesto un vertiginoso plan de mínimo 5 ó 6 días a la semana con un kilometraje de 80-100 a la semana, pero siendo honestos estoy seguro que hubiera muerto de prisas.

Voy a correr o Florencia el 29 de noviembre o Málaga el 6 de diciembre, esta semana lo decidiré. En mi hoja de ruta está correr en Madrid, Bilbao y Perú en noviembre, pero eso ya lo contaré en el próximo post.

Cuando insto a la reflexión, me refiero a que si eres un corredor más o menos habituado te plantees si el entrenamiento que estás llevando a cabo te acerca a ese lugar en el que quieres estar y dispones del tiempo necesario.

Haruki Murakami, mi escritor de cabecera, es tachado muchas veces, yo el primero, de no saber cerrar los finales de sus libros. El otro dia, hablando del tema, me lo rebatieron diciendo que un final es un instante muy muy corto, pero que el camino ha sido tan largo y ameno que hace que el final pierda importancia. 

Disfrutemos leyendo tranquilamente, corriendo con tiempo; leyendo más si el capítulo es interesante, corriendo más si la carrera lo requiere. Nos convenza el final del libro o no, habremos disfrutado; culminaremos  con éxito o no nuestra carrera, pero tendremos la tranquilidad del trabajo bien hecho y el disfrute de los kilómetros recorridos.